Representante y jugador: las dos caras de la moneda

Fuente: Super Liga Fútbol 7



El 3 de junio se definía el equipo que pasaría a la gran final de la Superliga, el partido se jugaba entre Defensor y el Club Cultural Deportivo Géminis. Un equipo que llevaba el invicto en todo el Torneo Apertura, contra el equipo que clasificó a la siguiente instancia de fase de grupos, con sólo un partido ganado. En el que Defensor, ratificaría su invicto y lograría vencer por ‘shoot outs’ a Géminis, tras empatar 2-2 en 50 minutos. Pero algo muy particular que tenía el equipo de Defensor, era que dentro de su plantel contaba con la participación de uno de los representantes del torneo, Óscar del Portal. Quien sabía muy bien que, si jugaba para un equipo, podría ser algo que la hinchada o los otros equipos, no lo vieran de buena manera e inclusive criticarán el torneo.

Sin embargo, él asumió el reto con toda la responsabilidad que conlleva esta; el ser parte de la organización del proyecto y el de jugar para el equipo en el que se sentía como en familia. Esta carga supo que lo llevaría desde el primer día que decidió optar por ser un jugador más, aunque fecha tras fecha no se daba a notar con mucha claridad esta situación, hasta que llegó el día en el que se jugaban el pase a la final. Aquel día marcó mucho la decisión que él había tomado en un principio, no saber si optó por una buena o mala decisión. Pero que, a pesar de eso, no lo amilanó y siguió adelante por el equipo y sobre todo por el respeto que les tiene a las personas y hacia él mismo.

El partido inició, como todo partido en el que te juegas la vida por llegar a ser campeón, con todas las ganas de salir a ganar por ambos equipos. Al poco tiempo de iniciado el cotejo, Kohji Aparicio puso el primer gol para Géminis. Sin embargo, no pasaría mucho para que el atacante de Defensor pusiera el empate, y la algarabía en las tribunas se diera a notar más esa noche. Y así culminaba el primer tiempo, con un empate que se sentía seguir así hasta que el árbitro suene el silbato indicando el final. En el segundo tiempo los goles se dieron de manera opuesta, pero con el mismo resultado. Al minuto 2 de iniciado el juego, Christofer Soto marcó para Defensor y 15 minutos después, el gol de Jhonny Rodríguez volvería a poner el empate en el encuentro.

Pero dentro de tanta algarabía y gritos de la hinchada que no dejaba de alentar en las tribunas, un hecho se suscitaba justo ahí, en las tribunas del Depor Plaza. Y era que, la cuestionada pregunta que se hacía Óscar sobre si tomó una buena decisión o no, esa noche se vería reflejado a través de la afición del equipo contrario. El partido iba empatando y todo indicaba que así se iba a mantener hasta el final. El árbitro recibía muchos gritos por parte de la afición, al cobrar una falta o al colocar una tarjeta amarilla, tal vez en su idea de que el equipo rival era superior, de que Géminis debería ser quien pase a la final. Pero las quejas y los gritos alturados no solo iban en contra del árbitro, sino que empezaron a dirigirse a él, al hombre que sólo quería ver campeonar a su equipo, al hombre que esa noche había decidido no entrar a la cancha con ellos, pero que les daba a través de la banca toda la confianza para llevarse la victoria. 

Óscar, a quien considero una persona pacífica, pero que si agreden su integridad o tratan de insinuar algo que no es, va a salir a defenderse de todo lo que le digan. Ese día puso a prueba esa característica en él, la afición lo culpaba del empate, lo culpaba de que el árbitro cobre tantas faltas, lo atacaban por ser jugador y a la vez representante de la Superliga, lo atacaban sin ninguna razón, mientras que él en un principio sólo escuchaba. Pero llegó un momento en el que las cosas se pusieron peor y la agresión verbal hacia él empezó a notarse. Fue el momento en el que decidió actuar, se acercó hacia la persona que estaba lanzando todos los agravios contra él y buscó la manera de hacerle entender que no era el culpable de absolutamente nada. Y considero que fue la mejor solución que pudo tomar en ese momento, ya que la situación se volvía muy incómoda no sólo para él y sus compañeros, sino también para todos los que habían ido a ver un buen espectáculo deportivo.

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